FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Banksy es la única persona a la que se permite pintar donde le da la gana

Hablamos con la policía y algunos grafiteros sobre el tema.
Una de las últimas obras de Banksy en Clacton-on-Sea. Foto vía banksy.co.uk

El grafiti ya no es lo que era. Nació como uno de los cuatro pilares del hip-hop y hoy su presencia se extiende desde los vagones de tren de Harlem hasta festivales de arte urbano, suscitando un encendido debate sobre la autenticidad y sobre qué merece recibir la consideración de arte, la misma polémica a la que tantas veces pretenden dar respuesta los columnistas y sobre la que tanto reflexionan los críticos cada vez que el grafiti es noticia.

Publicidad

Frecuentemente –por lo menos en el Reino Unido- el grafiti aparece en los informativos debido a la necesidad de Banksy de alertar al mundo sobre algún tema como la situación de Palestina o el consumismo.

Hace unos días apareció una nueva obra de Banksy sobre la inmigración en Clancton-on-Sea, una localidad del distrito de Tendring, en Essex en la que el UKIP (partido de derechas) espera obtener una victoria aplastante en las elecciones municipales. El grafiti, en el que se representaba a un grupo de palomas diciéndole a un pájaro de vivos colores que volviera a África, fue rápidamente retirado en medio de airadas denuncias de racismo, cuando la obra constituía precisamente una crítica explícita al racismo.

En cualquier caso, no hay nada nuevo bajo el sol: hay personas con la sensibilidad a flor de piel y la retirada de grafitis por parte de los ayuntamientos se produce con mucha frecuencia. Lo que resulta sorprendente son las declaraciones del ayuntamiento cuando supieron que acababan de deshacerse de algo que les habría reportado pingües beneficios: "Por supuesto, nos complacería disponer de una obra original de Banksy en nuestro paseo marítimo y sería para nosotros un honor que el artista volviera a visitarnos".

Un razonamiento al que no encuentro demasiado sentido; desde pequeño me han enseñado que el grafiti es ilegal. Incluso una vez llamé a la policía para asegurarme de que mis padres no me estaban engañando, y me respondieron que el tema de los grafitis es competencia de los ayuntamientos, más que de la policía. No obstante, el Derecho Medioambiental establece que en el Reino Unido los grafitis constituyen "un acto delictivo en virtud de lo dispuesto en la Ley de Actos Delictivos de 1971, y los infractores pueden enfrentarse a multas de hasta 5.000 libras" .

Publicidad

¿Cuándo se tomó la decisión de que Banksy quedaba exento de cumplir esta ley? ¿Existe un limbo jurídico que permite a los artistas grafiteros cometer actos vandálicos en la propiedad pública si Brad Pitt y Angelina Jolie han desembolsado 321.000 euros en la compra de sus obras? Y ¿qué opinan de todo esto las autoridades municipales?

Hablé con Nigel Brown, responsable de comunicación del distrito de Tendring, para tratar de esclarecer todas estas dudas. Inicialmente, Brown no supo decirme si el grafiti se había retirado por resultar ofensivo o por ser ilegal, y a continuación añadió que no era ilegal porque Banksy tenía su consentimiento expreso y que todo lo que sirva "para mejorar la zona" estaba permitido.

A mi pregunta de por qué no se aclaraba este punto a la gente, su respuesta fue: "Pues no vamos a hacer pública esa declaración porque entonces todo el mundo empezaría a hacer de todo". Cuando quise saber por qué se invitaba concretamente a Banksy a volver, contestó: "Somos un destino costero que depende del turismo, y una obra original de Banksy atraería mucho turismo".

Ahí tenemos la respuesta: Banksy sí puede por el dinero. Qué novedad: a los ayuntamientos les gusta el dinero. Y ¿qué opinan los demás artistas de grafiti sobre esta excepción? Debe de ser muy frustrante pasarte media vida huyendo de los trabajadores del metro con la mochila cargada de botes de pintura tintineando, sabiendo que no eres lo suficientemente famoso como para estar por encima de la ley.

Publicidad

Una obra en memoria del fallecido artista grafitero Robbo

Blaze lleva escribiendo desde 1982. Ha pintado los trenes de Nueva York y ha realizado algunas creaciones mano a mano con Ben Eine y el fallecido Robbo en Londres. "Si un chaval hace un tag entran en su casa, se la registran y le joden la vida, pero si lo hace Banksy, no se considera vandalismo. Todo por la pasta, vamos", afirma.

"Al parecer, las cosas cambian en cuanto hay dinero de por medio", asegura David, de Graffitti Life Gallery, en Shoreditch. "Es como si hubiera una regulación exclusiva para él. Si lo hacen los artistas de la calle, se considera vandalismo, pero si es Banksy el que lo hace, es una obra de arte. Aquí hay algo que falla".

Para el doctor Justin Williams, un académico de la Universidad de Bristol cuyo trabajo se centra en la cultura del hip-hop y el jazz, el asunto es más complejo: "Todo esto puede ser un indicativo de que estamos tendiendo a una forma de filantropía más propia de los EUA y a la que no estamos acostumbrados en el Reino Unido", afirma. "Básicamente, el ayuntamiento está buscando una donación privada de Banksy a través del valor de su obra artística. Esto resulta problemático y, además, es una pena que el ayuntamiento ponga tantas trabas a esta forma de expresión cuando, a su vez, necesita desesperadamente el apoyo de este colectivo para poder financiar a otros artistas".

Es inevitable sentir algo de lástima por Banksy en todo este enredo. Que un alcalde de derechas te invite a que expreses tu arte en su ciudad es igual que si un partido de pseudo-izquierda cite una de tus canciones en el Congreso o que el Ministro de Hacienda plagie tu crítica a los valores capitalistas para anunciar otra racha de recortes en el sector público.

Publicidad

Un vagón del metro de Nueva York cubierto de grafiti (Foto vía)

En los inicios del grafiti, cualquier intento de frenar esta expresión artística servía como acicate para los artistas, a quienes las iniciativas municipales destinadas a eliminar el grafiti les recordaban que tenían poder para provocar. Cuando en 1973 la Autoridad de Transporte Metropolitano de Nueva York volvió a pintar todos sus trenes, los artistas respiraron aliviados al saber que durante un tiempo no tendrían que preocuparse por si cubrían con su obra un grafiti anterior.

Si hubieran sido previsoras, las autoridades habrían comprendido que la mejor manera de lidiar con los grafitis era aceptarlos. Banksy, desde luego, está más que aceptado. "Muchos de mis amigos se arriesgan mucho para hacer sus creaciones en las calles, mientras que no existe riesgo alguno para Banksy", afirma David. "Si le quitas el factor riesgo, ¿qué sentido tiene?".

Banksy es, por así decirlo, víctima de su propio éxito. En 1974, Norman Mailer escribió que el grafiti era la forma en que la gente se publicitaba. Cornbread, una de las primeras leyendas del grafiti, dejó su firma por toda Filadelfia para llamar la atención de una chica, lo que corrobora la afirmación de Mailer. En resumidas cuentas, Banksy no ha hecho más que darse publicidad hasta el punto de que su marca es hoy más importante que sus propias creaciones.

"Todos ansiamos la fama", afirma Blaze. "Cuando has visto mi tag cien veces, la próxima vez que lo veas en medio del campo en Cardiff, pensarás, 'Joder, ese tío otra vez', y ya me habré metido en tu cabeza. Banksy está en todas partes en todo momento. No estoy de acuerdo con todo lo que ha hecho, pero le reconozco todo el mérito".

Publicidad

Una de las ratas de Banksy en el centro de Londres (Foto vía)

"Incluso mi abuela sabe quién es Banksy. No es que me guste mucho su estilo, y sé que muchos artistas grafiteros lo critican mucho, pero si tienes en cuenta que el objetivo de todo grafitero es lograr que te conozca a tanta gente como sea posible, su éxito es innegable. Nadie es tan conocido como él", declara David.

Estas opiniones se reflejan en las calles. A menudo las obras de Banksy están cubiertas por la de otros artistas, a pesar de los denodados esfuerzos de las autoridades municipales por conservarlas. Paul Dizzi Saunders, director de la London West Bank Gallery, me dijo: "Hay mucho resentimiento contra él por la consideración que recibe el grafiti hoy en día, pero creo que en gran parte se trata de celos".

Que nadie piense que las opiniones sobre Banksy y su obra inciden en lo más mínimo en la forma de actuar del resto de artistas grafiteros. "A nadie de los que están a pie de calle le importa qué hace Banksy ni lo que opine la gente", asegura David. "De hecho, pasan olímpicamente de todo eso".

@Allhorne