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Cultură

Cómo no parecer un capullo

Al menos cada vez que te presentan a alguien por primera vez.

El primer momento en el que conoces a alguien es crucial para hacerte una idea de cómo es el desgraciado que tienes delante. Estos instantes son como minuteros forjados en los más ignotos metales preciosos, son segundos que valen más que tu vida entera. Cada detalle es importante y puede engrandecerte o hacerte parecer el más exquisito de los capullos. A algunos nos importa una mierda lo que piensen de nosotros pero a veces es importante dejar una buena impresión en las personas, como cuando quieres conseguir trabajo o preñar a una mujer. En estos casos es recomendable tener en cuenta unos cuantos puntos básicos de conducta. Contacté con Pau Navarro de la web habilidadsocial.com y le pedí unos cuantos consejos. Con lo que me comentó y unos cuantos puntos más de mi propia cosecha he elaborado lo que de ahora en adelante conoceremos como "La guía oficial para no parecer un capullo". Coloquen las bandejas en su sitio, apaguen los teléfonos móviles y prepárense para viajar a través de las nubes del conocimiento.

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Aspecto físico

Pese a que no debería ser así, la persona que acabas de conocer empezará a juzgarte por tu aspecto. La vista no es el sentido más importante en esto de las relaciones sociales pero sí que hay que tener en cuenta ciertos mínimos. Vestirse como un pordiosero puede ser un problema, por lo tanto, llevar siempre esos pantalones manchados de Dios sabe qué no te hará ningún bien. Vale, las cosas te van un poco mal en la vida pero no hace falta que lo evidencies tanto. Por otro lado, intentar "ganarte a tu interlocutor" vistiéndote como Wes Anderson solo demostrará lo capullo e inseguro que realmente eres. No te disfraces con una estética "excéntrica", a algunos les parecerá gracioso pero la mayoría de personas humanas con un mínimo de futuro pensarán que duermes entre cajas de cartón.

Tu nombre

Es bastante buena idea presentarte con tu nombre real. Una vez conocí a un tal "Javi Litronas" y pese a que resultó ser un tipo muy sensible y entrañable la imagen que proyectaba al exterior era la de un borracho maltratador. Es por eso que por mucho que mis más allegados me conozcan como "Jazz" o "Prince Rodellar" nunca me atrevería a presentarme con estos apodos. A veces hay que hacer concesiones en esta vida, a veces uno tiene que renunciar a la genialidad.

El nombre de los demás

Existe un error bastante común en todo esto de la vida social: al principio de una conversación, mucha gente no le pregunta el nombre a su interlocutor. También puede darse el caso que te lo hayan dicho pero como eres un egoísta que solamente piensa en sí mismo seguramente tu cerebro habrá considerado que valía más la pena invertir ese espacio de memoria en cosas más importantes como el precio del salmón del Lidl o el número total de discos de siete pulgadas que Fucked Up tiene editados desde el 2002.

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Cuando llevas hablando un buen rato con esa persona y ya sabes a qué se dedica, a qué gimnasio va y si prefiere ir a Reus en tren o en coche es muy triste preguntarle de repente cuál es su nombre. Esto te sitúa en el trono del rey de los capullos. Cuanto más tiempo pase y más sepas de esa persona más complicado será preguntarle por su nombre. Esto creará una espiral de desconocimiento sin límites, un muro negro del terror.

Algunos psicólogos afirman que el nombre de alguien es el atributo más difícil de recordar y eso es debido a que carece de significado en sí mismo. Tu nombre no da pistas sobre tu carácter o apariencia. Si te llamaras "Galgo Diamante" y tuvieras pinta de galgo y brillaras como un jodido diamante entonces la cosa sería mucho más sencilla.

Egocentrismo

Pocas cosas hay más asquerosas que tener una conversación con un tipo que se haya metido grandes cantidades de speed. A esa gente le importa una mierda lo que le digas, constantemente llevarán la conversación hacia sus propias experiencias y opiniones. Es por eso que si no quieres parecer un mierdas tienes que intentar interesarte por los demás antes que intentar venderte a ti mismo. La forma más eficaz para caer bien es poner más empeño en escuchar a la gente, no en impresionarla. Si puedes dejar de hablar durante un minuto de tus excéntricos fines de semana en Camprodón el mundo entero te lo agradecerá.

Bromas internas

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Vale, tú y tus amigos tenéis esas bromas cojonudas. Eso del "Capitán Cipote" o lo de saludar diciendo "¡Viva la ETA!" os ha causado interminables horas de risas pero ya ha llegado el momento de que alguien te diga que son una mierda y que no funcionan fuera de vuestro círculo de tarados. Aparte de que son bromas de mierda, harás que la persona con la que estés hablando se sienta excluida y, como muy bien sabes gracias a todos esos años infernales que pasaste en el instituto, la marginación puede destruir a una persona y hacer que un abrazo sea la cosa "más loca" que nunca haga con una mujer.

Comunicación gestual

Olvídate del contenido de tu discurso, lo más importante es cómo te expresas; cómo acompañas tus cánticos semánticos con tu cuerpo. Quedarte estoico con los brazos cruzados es una buena forma de decir que sientes desconfianza e inseguridad. Vale, con esta pose te sientes seguro y protegido pero lo que la otra persona verá es a un tipo cobarde e impenetrable. Siempre es difícil decidir qué coño hacer con los brazos y las manos mientras estás de pie perdiendo el tiempo hablando con alguien. Como resulta que tienes extremidades que puedes controlar con la mente, utilízalas. Es bastante correcto (me refiero a que es lo que tienes que hacer) tocar a la otra persona mientras te comunicas con ella. Si lo haces incrementarás el nivel de confianza y por lo tanto tendrás más probabilidades de terminar vendiéndoles ese fanzine de fotografía que llevas años intentando "mover por varios círculos de la escena".

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Justificar tu atención

A veces, solamente a veces, hay que demostrar a tu interlocutor que estás presente, escuchándolo. Si eres de esos que utiliza palabras como "ahá", "sí", "entiendo" y otras expresiones parecidas se verá a leguas que todo te importa bien poco. Si realmente quieres que parezca que estás escuchando atentamente tienes que tener un mínimo de interacción con las palabras clave de la conversación. Un truco clásico es hacer preguntas repitiendo lo último que te hayan dicho. Ejemplo:

-…y de repente me encontré rodeado por una tribu de bantúes caníbales.

-¿Rodeado por una tribu de bantúes caníbales?

-Sí, fue entonces cuando decidí cerrar la empresa de una vez por todas.

Información íntima

Hablar únicamente de ti mismo es un error pero ser sincero y contar intimidades puede ser positivo. La mayoría de gente cree que es de puto loco conocer a alguien y empezar a contarle que tienes problemas con tu pareja y que en más de dos ocasiones has intentado saltar por la ventana pero la verdad es que exponer información personal puede incrementar la atracción y el agrado de la otra persona hacia ti. Te estarás mostrando como una persona honesta, transparente y emocional en un mundo donde reina la pornografía de la estética y lo superficial. Distanciarte demasiado y no contar nada personal te convertirá en una persona poco interesante, en un pedazo de carne que por algún extraño motivo logra sostenerse en pie.

Hay muchos otros factores determinantes que pueden ayudarte a ser un tigre social y dejar de parecer un tipo desagradable o alguien que da pereza conocer. Interésate por la otra persona, llama a la gente por su nombre y paga lo que sea para que te quiten ese tatuaje de la cara. La mayoría son acciones sencillas que te van a sacar de esa triste soledad de los domingos por la tarde. Esos domingos de estar tirado en la cama viendo series y catando Instagrams serán parte del pasado.