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Conocemos el primer skate park de Palestina

La organización británica SkatePal está dándole los últimos retoques al nuevo skate park de hormigón de Zababdeh.

En julio, las Fuerzas de Defensa de Israel le abrieron un agujero en la pierna a Aram Sabbah. Desde entonces ha estado patinando con muletas, lo que ha resultado ser una buena forma de aprender nuevos trucos. Se apoya en ellas para levantar el cuerpo y pedalear en el aire sobre su tabla todo el tiempo que quiera. El inconveniente, por supuesto es la "herida de la hostia" que le ha quedado a este palestino de 16 años, un recuerdo nada agradable del "Día de la furia" de Cisjordania.

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"No hay mucho que decir", afirma. "Estaba tirando piedras, se me acabaron y me agaché para coger más. Entonces… BUM, no sentía nada en la pierna".

Aram Sabbah

Eso ocurrió en julio, cuando Aram se unió a otros miles de personas de Cisjordania en una marcha para protestar contra los ataques de Israel a Gaza. Las fuerzas israelíes arremetieron contra los manifestantes en el punto de control Qualandia, hiriendo a más de 200 y matando a dos, uno de ellos de 17 años de edad. Aram tuvo suerte de que no sufrir fracturas de hueso, pero todavía tendrá que pasar un mes más con muletas o "hasta que no pueda más". Mientras tanto, él y otro skater palestino enseñan a los niños a patinar en el nuevo skate park de hormigón de Zababdeh.

Aunque Palestina ha albergado algunas minirrampas y alguna que otra fun box construida por extranjeros entusiastas necesitados de un sitio para patinar, esta estructura de 93 metros cuadrados de Zababdeh puede considerarse el primer skate park decente de Cisjordania. Se inaugura esta semana y es obra de SkatePal, una organización sin ánimo de lucro formada por voluntarios y fundada en 2012 por Charlie Davis, graduado en Estudios Árabes por la Universidad de Edimburgo. De la gestión del parque se encargará una pequeña pero creciente comunidad de skaters palestinos, entre ellos Aram.

Charlie Davis (con gorra) con Mick, un voluntario de SkatePal, y dos chicos palestinos

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Desde 2006, Charlie, de 27 años, ha estado yendo y viniendo a Palestina, siempre con su tabla, recorriendo las pocas calles asfaltadas de Cisjordania. Hacía años que tenía en mente construir un skate park en la zona, e incluso había planeado recaudar fondos una vez hubiera acabado sus estudios, tal como otros habían hecho en Afganistán e India. En 2012, mientras daba clases de inglés en una escuela americana en Túnez, finalmente lo convencieron para que pusiera en marcha el proyecto.

"Una amiga me preguntó qué iba a hacer después. Le dije, 'Tengo una idea para construir un skate park en Palestina, pero me parece muchísimo trabajo y no sé si va a funcionar'. Ella respondió, 'Deberías hacerlo. ¿Por qué sigues aquí?'".

Charlie dejó el trabajo, volvió a Escocia y abrió la página web de SkatePal para obtener financiación. A los pocos meses ya había varios voluntarios y, en primavera de 2013, ya tenían las primeras rampas. Sin embargo, todavía tuvo que pasar un tiempo para que el deporte arraigara.

"Yo había traído mi tabla y los chicos nunca habían visto una", nos cuenta Charlie. "Estos chicos no tienen mucho que hacer. En las escuelas de las ciudades y los pueblos hay campos de fútbol de hormigón, o como mucho uno o dos aros de baloncesto. Muchos niños juegan a cartas en la calle o trabajan en las tiendas de sus padres.

"Pero la mayoría pasa el rato en la calle, fumando shisha, charlando… Es parte de su cultura. Quería introducir un deporte para que pudieran centrarse en algo y plantearse retos."

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La minirrampa de SkatePal en Ramala

Su primer intento de crear un parque fueron unas cuantas rampas de madera en un terreno de Ramala propiedad de un centro comunitario, pero en uno de sus viajes a Palestina, Charlie las encontró destrozadas. El parque de hormigón de Zababdeh ha sido el fruto de meses de planificación y semanas de obras. A eso también hay que añadir la minirrampa de 5 metros que construyeron en Ramala.

Actualmente SkatePal lo forman 12 voluntarios del Reino Unido e Irlanda, principalmente estudiantes universitarios de ingeniería. Hasta la fecha han logrado recaudar más de 16.000 dólares y ahora están planeando abrir un tercer parque en Nabi Saleh, un pequeño pueblo de 600 habitantes en el centro de la Cisjordania.

Kevin Loftus, voluntario de SkatePal, dando los últimos acabados al skate park de Zababdeh

Ubicado a menos de 150 metros de una base militar israelí, Nabi Saleh se ha convertido en un punto clave en la lucha contra la ocupación, a raíz del asentamiento ilegal de Halamish, visible al otro lado del valle. Cada viernes, desde 2009, los residentes de Nabi Saleh marchan para protestar por la ocupación de las tierras de la zona y suelen ser recibidos con granadas de gas lacrimógeno, balas de goma y, en ocasiones, con balas de verdad.

Desde que empezaron las manifestaciones, ha habido cientos de heridos y se han producido más de 100 detenciones de residentes, muchos de ellos adolescentes, a los que pueden retener durante días, semanas o incluso meses.

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"Los chavales tiran piedras durante las manifestaciones", dice Charlie, "y los soldados saben quiénes son, porque entran a las casas y hacen fotos de todo el mundo. Por eso, cuando tiran piedras, los soldados entran en las casas y arrestan a los chicos a partir de ocho o nueve años en adelante y los retienen durante días, meses o hasta años, depende.

"Los arrestos son muy arbitrarios, porque, obviamente, son muchos los chicos que tiran piedras, así que de vez en cuando simplemente entran y arrestan a alguien al azar. En Nabi Saleh tienen el mayor porcentaje de jóvenes arrestados de toda Cisjordania."

Desde luego, el patinaje no es un sustituto de la acción directa, pero al menos sirve para distraer a los chicos del crisol de manifestaciones en que se ha convertido Nabi Saleh. La intención de Charlie era la de construir un lugar en el que pudieran pasar el rato y divertirse. También pretende mantener la política al margen. "Queremos ser apolíticos, laicos, de todo. Tienes que ir con cuidado con lo que haces; no puedes fomentar ideas de normalización, como decir que Israel debería existir. No puedes ponerte demasiado a favor de Palestina ni de Israel. Tienes que mantenerte en el centro, así que evitamos las manifestaciones."

Adham Tamimi

Aram es uno de los dos voluntarios palestinos y profesores de skate de SkatePal. El otro, Adham Tamimi, de 18 años, dice ser el primer skater palestino. Empezó hace tres años, después de que un estadounidense que estaba de visita le dejara probar su tabla.

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"Cuando lo probé, me caí y me hice tanto daño que me decidí a aprender", explica.

Todavía no existe en Palestina la cultura del skate. Adham asegura que hay entre 10 y 15 patinadores, "pero la verdad es que no salimos con ellos. Básicamente estamos Aram y yo y a veces vemos algunos vídeos de skate. Si Aram no se hubiera apuntado, habría dejado de patinar, porque al final te aburres de patinar solo".

Ahora que los parques ya están acabados, Charlie tiene intención de ceder su gestión a los dos amigos. Ambos llevan varios años patinando y quieren contribuir a que la escena del skate crezca. "Los chicos del pueblo los ven patinar y quiere imitarlos", afirma Charlie. "Les encanta vernos, pero cuando ven a los suyos patinar, piensan, Bueno, esto es algo que podemos hacer y adoptar, en lugar de copiar a los ingleses o los americanos o a quien sea".

Charlie con la primera clase de SkatePal en el parque de Zebabdeh

Las clases que imparten en SkatePal, que han empezado esta semana, son para gente de todas las edades. Sin embargo, por lo general, suelen asistir unos diez adolescentes de entre ocho y doce años.

"A nuestros amigos les encanta lo de patinar", dice Adham, "pero algunos piensan que es un poco infantil y no quieren probarlo. Tenemos que decirles que no es infantil, que hasta puedes ganar dinero. Pero nosotros no le hacemos caso a nadie y seguimos patinando."

Si no le gustara el patinaje, "probablemente estaría metido en manifestaciones, en la droga o en cosas así", dice Adham. "Pero no me hacen falta drogas ni manifestaciones para ser un rebelde, porque el patinaje es más que un deporte extremo. Es un estilo de vida al que me debo."

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