El aire de Madrid te está matando

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Respirar en Madrid empieza a ser un problema. Y no es por el miedo a que el ébola mute y se transmita sin fluidos de por medio; ni por el rastro humeante de las macrorredadas contra la corrupción; tampoco es el resumen de una novela póstuma de George Orwell; ni siquiera es la secuela de El Incidente, inolvidable intento fracasado de hit apocalíptico. Es la conclusión del informe anual de la ONG Ecologistas en Acción sobre la calidad del aire en España. Para empezar, dos cifras lapidarias: el 95% de los españoles respira aire contaminado y, solo en Madrid, cada año, mueren prematuramente unas 2.000 personas a causa de la contaminación alojada en sus pulmones.

Mariano González es el coordinador del informe. "La situación en la región de Madrid, y en especial en la capital, es mala. No es alarmante, en el sentido de que no tendremos, al menos por ahora, que llevar mascarilla [estilo Tokio y Shanghai], pero esto hay que solucionarlo porque llevamos así demasiado tiempo y no se ha hecho casi nada". Y es que lo cosa no es tan simple: que el ozono malo o troposférico, el O3, haya superado en 2013 los 120 microgramos por metro cúbico en cinco estaciones de la ciudad (Casa de Campo, Barajas, El Pardo, Parque Juan Carlos I y Tres Olivos) o que el límite legal de 25 se haya rebasado en demasiadas ocasiones, puede sonar a muerte segura -"ciertamente son escenarios peligrosos"- pero en el fondo es un soniquete repetitivo que ha perdido fuerza.

"Este registro es inédito en la capital, pero esto va a seguir así hasta que el Ayuntamiento se ponga manos a la obra, cosa que no está haciendo según venimos denunciando desde hace mucho". Según uno de los portavoces de Ecologistas en Acción, "no se ponen en marcha los protocolos porque estos ni siquiera existen realmente [a mediados de octubre el Ayuntamiento envió varios SMS a través de redes vecinales y se lanzaron mensajes a través de las pantallas de tráfico pidiendo a los madrileños que utilizasen el transporte público] y son documentos que no valen".

Extraño paralelismo con la crisis del ébola. González termina de explicarse: "Lo que hay son documentos que están ahí como justificación, porque tiene que haber algún documento, pero a la hora de la verdad eso no son protocolos". Por resumirlo en un titular: "El Plan de Calidad del Aire 2011-2015 del Ayuntamiento no funciona" y las restricciones de tráfico previstas en caso de que suenen la alarmas contaminantes no se están llevando a cabo, según denuncia Ecologistas.

A pesar de que la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud ya se han quejado a España, al Consistorio madrileño y a su Consejería de Sanidad -con estos últimos no les habrá costado mucho hablar después de su historia de amor en tiempos del ébola- según la ONG de Mariano González el problema se resume, como en tantos otros ámbitos de este país, en que "falta una política integral" sobre medioambiente. "Las medidas esporádicas puede atajar problemas puntuales, pero no van a solucionar la cuestión de fondo, además la crisis ha desplazado el cambio climático de las agendas".

No conviene subestimar el poder de la crisis. Y sus paradojas. Es cierto que "hasta el momento el descenso en la contaminación se ha logrado a costa del esfuerzo de la gente" y que "ahora le toca a los gobiernos", como matiza González, pero también es cierto que el paro y la rebaja de la actividad industrial han provocado menos gasto y menos desplazamientos y menos polución, y eso ha traído un efecto "positivo" para nuestros pulmones.

Un ejemplo son las partículas en suspensión PM10 y PM 2,5, las más perjudiciales para la salud, que están empezando a desaparecer de nuestra dieta pulmonar. "La crisis es una oportunidad: en términos ambientales todas la variables han mejorado algo, lo que nos lleva al a conclusión de que el modelo de desarrollo que tenemos solo puede seguir adelante con la quema de combustibles fósiles". La conclusión es nítida: "Deberíamos optar por otros modelos basados en energías renovables y empezar por regular el uso abusivo del coche".

María Josefa Díaz de Atauri es la jefa del Servicio de Neumología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid. Lleva más de tres décadas estudiando y tratando, entre otras cosas. las enfermedades derivadas de la contaminación atmosférica. "La consejería de Sanidad suele enviarnos informes para que podamos prever momentos de mayor incidencia, pero esta vez [se refiere a los picos de contaminación de octubre de 2014] no nos han mandado nada". Los especialistas se ponen en guardia "cuando el aumento de algunos gérmenes, virus y bacterias coincide con un pico de contaminación", lo que "provoca un efecto sinérgico y hace que aumenten los casos y la gravedad de los problemas respiratorios".

La jefa de Neumología del Doce de Octubre recuerda que "las peores consecuencias de la contaminación se las llevan los fumadores", y que "tanto los niños como los ancianos y las personas con enfermedades crónicas o agudas del aparato respiratorio son los colectivos con mayor riesgo, así como los asmáticos o los que tienen enfermedades pulmonares por inmunodepresión".

Vamos, que tienen todas las papeletas para estar en el grupo de 2.000 muertes prematuras al año por efectos de la contaminación en Madrid, "una gran ciudad" donde "la calidad de aire no es la mejor posible": en 2013 murieron 1.128 personas en accidentes de tráfico en toda España, 872 menos. Y es que los niveles de polución de la capital pueden resumirse en un microrrelato de aires japoneses. Eso sí, con un ligero toque chulapo: Se levantó y la boina seguía ahí.