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Música

¿Violencia de género en el indie?

Con precedentes como el polémico debate sobre ‘machismo en el indie’, es un milagro que nadie haya pedido a Los Punsetes que retiren su canción ‘Me gusta que me pegues’. Hablamos con el grupo y críticos musicales sobre este asunto.

La primera vez que escuché la canción de Los Punsetes ‘Me gusta que me pegues’ pensé que a) alguna asociación/institución les acusaría de frivolizar con la violencia de género y b) alguien les englobaría junto a otros grupos en un artículo-denuncia acusándoles de eso mismo. Ya sucedió con el ‘machismo en el indie’. Un tema intrascendente y forzado que generó ríos de debate, replicas y contrarréplicas. Sin embargo, han pasado ya dos semanas desde el estreno del videoclip y ni rastro de quema de brujas.

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En un país en el que si tuiteas “El niño del pijama de rayas se va de marcha" eres antisemita y te cierran un blog por ello, es todo un milagro que este single perteneciente a su nuevo disco ‘LPIV’ (Canada) consiga irse de rositas. En él, Ariadna canta cosas como “no me defiendo, prefiero dejar que corra la sangre”, “afílate los puños en mi cara” o “reviéntame de un soplo las costillas”. Hablamos sobre este asunto con el guitarrista y compositor del grupo, Manu Sánchez, y unos cuantos periodistas musicales.

Manu Sánchez (Los Punsetes)

Me pides que hable de este tema y lo haré, pero siempre intento no dar mi opinión de mierda sobre lo que hacen los demás. Sobre los actos de los humanos sólo debe opinar DIOS. El día del juicio. No hemos hecho la canción con intención de ofender y yo estaba convencido de que no iba a pasar nada porque no hay nada ofensivo en ella. La persona que opine que hay una apología de la violencia de género tendría que explicarlo. Y no creo que sea posible.

Ese tema es muy delicado y grave, pero esta canción no va por ahí y no hay peligro de que haya alusiones ambiguas en ese sentido. Para mí es una canción sobre la dignidad y mantener la cabeza alta aunque te estén dando de hostias (metafóricas). Todavía estamos a tiempo de que se ofenda alguien, claro, pero espero que no. Mi canción ‘Y además bastante fea’ (Anntona) ya formó parte de un artículo que criticaba el machismo en el indie (cuatro años después de publicar la canción) y me disgusté, pero tampoco puedes hacer mucho. Quiero decir, una canción se comenta sola. Si tienes que explicar que esto es así o asá, menuda gracia.

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Por supuesto que existen límites. Para las letras, para el humor, para comer con las manos y para eructar en público. Los marcan la cultura y el contexto e intentar estar fuera de eso es inútil completamente. Escuchas “Hoy voy a asesinarte, nena, te quiero pero no aguanto más" (Siniestro Total) y piensas “hostia, esto ahora ni de coña”. Y un montón más, de aquí y de fuera. La cultura es la misma, pero el contexto ha cambiado completamente. No es necesariamente malo que un cambio de contexto haga una letra inadecuada. En muchas canciones las letras retratan, creo yo, a un personaje. Diferenciar entre la realidad, la ficción, lo artístico y lo que se dice tal cual es lo que nos hace personas cuerdas.

Darío Prieto (El Mundo)

En 'El por qué de las cosas', el cineasta homosexual e independentista Ventura Pons adaptó una serie de relatos de Quim Monzó, entre los que figuraba 'Sumisión', la confesión de una mujer que buscaba un hombre de verdad que le zurrase en casa y en público. Es verdad que el cine de Ventura tampoco es que lo haya visto mucha gente (igual que tampoco Los Punsetes tienen un público especialmente nutrido), pero llama la atención cómo en los 80 y los 90 el tema de la violencia de género daba para interpretaciones humorísticas. De esa época es el "Bi barido be pega" de Millán Salcedo, uno de los sketches más gloriosos de Martes y 13. Algo impensable hoy en España, sobre todo desde casos como Hernán Migoya con su libro 'Todas putas'. No sé si Los Punsetes, más allá de su eterno retorno a las abolladuras de los treintañeros contemporáneos, pretendían sacarse algo de publicidad extra con el tema. Si es así, parece que, de momento, no lo han conseguido.

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Quico Alsedo (Rock & Blog)

Si España pierde la capacidad para la estupidez, ¿qué nos queda? Deploro la actitud de todas esas asociaciones feministas, igualitarias, etc, que no aprovechan la canción ésta para arremeter contra el grupo, y en vez de denunciar la situación se instalan en un ominoso silencio cómplice. A este paso nos convertiremos en un país en verdad europeo, perderemos nuestros valores y nos aburriremos mortalmente. De todo esto que está pasando, por supuesto, tiene la culpa Podemos. Un buen escrache moral es lo que le falta a esta canción, que no busca la publicidad fácil, ni tampoco epatar, sino retratar nuestro anhelo más urgente, por el que luchamos duramente a diario.

Fernando Neira (El País)

Los Punsetes seguramente se sientan muy lúcidos, transgresores y sarcásticos, pero no se dan cuenta de que no tienen maldita la gracia. En realidad se retratan a sí mismos, y de muy mala manera: echarse unas risas en torno a un problema que se cobra casi cien vidas anuales en España demuestra una sensibilidad a la altura de las berzas. Y le coloca (en cuanto a sensibilidad, digo) a la altura de ese supuesto hombre-espectáculo que encuentra divertidísimo el nombre artístico de Nancy Anoréxica, ignorándolo también todo sobre una enfermedad que le complica la vida a decenas de miles de chavalas (y también chavales) y a sus familias durante muchos años. En fin, supongo que dedicándoles un tiempo les estamos haciendo, de paso, un favor promocional. Me da lo mismo: a veces hay que llamar a las cosas por su nombre. Y lo que me produce una gracieta como ‘Me gusta que me pegues’ se llama náusea.

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Lino Portela (Rolling Stone)

Los Punsetes cada vez tocan más alto y mejor y cada vez son más parodia de sí mismos. Si es lo que han buscado con ‘Me gusta que me pegues’, lo han conseguido. La canción es muy pegadiza, pero claramente insustancial. No creo que ninguna asociación les denuncie ni que se produzca un efecto llamada: primero porque la canción no la va a escuchar mucha gente (el circuito de Los Punsetes es muy pequeño). Y después porque se nota que es una cosa irónica, paródica y con cierta gracia. No hay más que ver el vídeo. Además, los indies, así mayores con barba, no son de golpear a su pareja. En todo caso de maltrato psicológico, algo de lo que, evidentemente, no hace ninguna apología este grupo.

David Saavedra (Rockdelux)

Los Punsetes empiezan a acomodarse en un mismo tipo de canción, regocijándose a costa de personajes con ciertas taras sociales. Y era una gracieta con bastante poca gracia (soy fan de Los Punsetes). Sí me extraña que ninguna asociación haya puesto el grito en el cielo todavía pero no creo que la canción vaya a tener ningún efecto llamada, porque queda bastante claro que es más una sátira, o una plasmación del absurdo, que una apología. Y, en cualquier caso, presupongo que la gente no es tan idiota. Hasta donde yo sé, no ha habido tampoco ningún intento de suicidio en discotecas gays tras escuchar ‘Maricas’.

Desde mi punta de vista, que sé que es impopular, no debería haber ningún límite en las letras de las canciones, y cuando digo ninguno es ninguno. Hay un capítulo de Los Simpson sobre la censura en el arte que ejemplifica de modo muy inteligente el problema que conlleva intentar ejercer un control moral sobre contenidos artísticos. Por otro lado, habría que preservar siempre el derecho a la libre interpretación: es muy poco inteligente presuponer que la letra de una canción es siempre como un ensayo en que el intérprete o autor expone sus opiniones y que eso pueda ejercer un efecto pernicioso sobre un público que se considera influenciable, acrítico y atontado. ¿Debe ser función de las canciones ser guías morales? Dicho esto, puede haber casos de frivolización en torno a temas sensibles pero, volviendo a lo de antes, es responsabilidad también del oyente decidir si compra o no compra.

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Pablo Gil (La Luna de Metrópoli)

Me gustan mucho Los Punsetes, es un grupo que me vuelve loco desde el primer disco y al que probablemente le perdonaría casi todo. Dicho lo cual, el single me hace mucha gracia (y con el vídeo, más todavía). A algunos amigos la canción les suena a chiste ya contado, les parece un síntoma de que sus ideas se están acabando, pero yo debo ser uno de esos lerdos que se ríen una y otra vez con el mismo chiste. Esto no lo digo con ironía, me temo que es cierto, y tampoco creo que sea algo malo la verdad.

El tema de la violencia es recurrente en sus canciones (y en su forma de hacer música), es algo muy de cuadrilla de amigos y muy de humor negro, cosas que yo creo que se reflejan perfectamente en la canción, que es rock ruidoso, simple y directo, divertido de tocar y de escuchar en tres minutos. Quiero decir que es una canción jodidilla de relaciones sin trampa ni cartón, con una metáfora muy sencilla y contundente.

Abrir un debate sobre si es una canción de incita a la violencia, o ir más allá incluso, es algo perfectamente posible en estos tiempos desnatados en los que se magnifica cualquier chuminada, pero como estamos pasando unas semanas muy turbulentas de noticias realmente grandes parece que esto no es noticia, porque realmente no es noticia, sólo es una canción que divierte a los lerdos que nos reímos una y otra vez con el mismo chiste.

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