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Cultură

Intenté fumar café y es asqueroso

Es la forma más estúpida de meter cafeína a tu cuerpo.

Foto por Elizabeth Vazquez

Si eres de los pocos jóvenes sin acceso a mota, es obvio que harás cosas muy pendejas para drogarte. Últimamente el internet se ha llenado de información sobre chicos fumando café. Los efectos secundarios de tomar café de esta manera incluyen convulsiones, diarrea, mareos, alucinaciones, vómito, fiebre y demasiadas cosas que tienen poco que ver con el método del procedimiento. Esta nueva moda falsa no es nada nueva; en el 2011 un usuario de Reddit detalló sus experiencias como un “pacheco del café” y una entrada en Erowid del 2007 detalló las maneras más estúpidas para consumir cafeína. Obviamente, tenía que intentarlo. Afortunadamente, para lo pendejo que soy, mi amiga Elizabeth me acompañó para capturar la magia y llamar a una ambulancia en caso de que me volviera loco y alucinara. Primero, tuvimos que aprender cómo hacer esto a través de videos de Youtube. Después de ver varios videos de morros de prepa forjando unos gallos de café con papel y algodón, me di cuenta que ya estaba listo para empezar mi aventura. Como un veterano en lo que hago, inicié con el clásico: un porro.

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Saqué el moledor de café, cigarros, sabanas, algodón y una charola con la foto de George W. Bush y su esposa, y mezclé una porción considerable de café sabor a avellana con mi tabaco. Logré hacer un porro decente, con todo un filtro improvisado.

Salí al balcón y grité: “¡Voy a vender esto!”, lo encendí y le di un golpe. Pensé saborear un poco del sabor de avellana, pero la verdad es que me supo mucho a un cigarro regular. Quizá no había usado demasiado café. Hice otro porro y en esta ocasión le puse un poco más de café. Para mi sorpresa, el humo era suave, aunque un poco amargo y ya no me sabía a café. Me sentí estúpido y Elizabeth me preguntó si esto me estaba haciendo alucinar. Para nada. Sólo me sentí frágil y un poco mareado.

Estaba ansioso por arriesgarme un poco más. Así que tomé un vaporizador y lo empaqué con café turco que mi abuelo me había regalado. Espero que nunca lea esto.

Después del primer golpe supe que lo estaba haciendo bien; me sabía a químicos quemados y me recordó a una aventura que tuve con salvia. De inmediato sentí presión en los ojos y me dio migraña. En pocas palabras, no me fue bien. Para mi segundo golpe, empecé a toser y tomé agua para quitarme el sabor de boca. Se intensificó el dolor de cabeza. Elizabeth sugirió salir a caminar, y se me hizo una razón perfecta para ir a un smoke shop por una pipa de piedra y un bong.

Elizabeth y yo regresamos a casa sin antes darnos cuenta que el vendedor de la tienda no había puesto la pipa de piedra en nuestra bolsa. Corrí de regreso a la tienda, y el dolor de cabeza empeoraba. No podía respirar bien. Estaba valiendo madre.

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De regreso en casa, hice un poco de café turco. Tomé la pipa de crack, puse un poco de café y coloqué el encendedor debajo de la pipa. En unos segundo, podía ver el humo salir e inhalé profundamente. Fue terrible.

Mi lengua se sentía gruesa y seca, y mi garganta me pedía detener esta tortura. El dolor de cabeza incrementó y tenía escalofríos por todo mi cuerpo. Tomé un segundo golpe y mis ojos se hincharon. El café en la estufa empezó a hervir de más y salté para quitarlo del fuego. Esta sería mi agua para mi bong.

Mientras esperábamos a que se enfriara el café, me recargué en una silla y empecé a sufrir. Tenía un sabor a mierda quemada en mis labios y nariz, tomé una botella de agua. Me ayudó un poco, pero me sentí ansioso y lento; una combinación horrible. Mientras sufría, Elizabeth preparó mi bong con agua de café. Fui al baño a lavarme la cara, necesitaba un momento a solas para prepararme para este momento. También intenté cagar, no pude.

Empezó a llover afuera y para cuando regresé a la mesa para darle un golpe al bong; el olor podrido de café subió por la pipa. Tomé una fumada de esto y nunca pensé que fuera así de sutil. Quizá mi cuerpo se ajustó a este método estúpido: quizá ya estaba adicto. Tomé otro golpe e inmediatamente tosí una nube de humo. Decidí no hacerlo más.

Las horas siguientes me sentí de la chingada. Mi experiencia más parecida a eso fue cuando a la edad de 17 tomé un Ritalin de más. Esa sensación ansiosa me hizo terminar tirado en el piso del baño. En esta ocasión pensé en hacer lo mismo, pero el baño en este apartamento era un piso pegajoso. El dolor de cabeza había evolucionado a una tensión inimaginable, y me sentí con ganas de vomitar. Quería golpear a ese morro en el video de YouTube. Después de un rato, decidí que necesitaba mota para calmar mis nervios. Un gallo me podía ayudar.

Un par de horas después, cerca de las tres de la mañana, desperté. Mi camisa y almohada estaba bañadas en sudor, pero me sentí mejor y un poco pacheco. Con un poco de café en mis pulmones, te puedo garantizar que no hay manera más estúpida para meter cafeína a tu cuerpo.

No hay manera de que esto pueda ponerse de moda. A los jóvenes que estén haciendo esto, les digo: por el amor de Dios, dejen de fumar café.