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abuso de confianza

La vagina en el arte y la paradoja de las leyes de censura en Japón

¿Por qué una vagina impresa en 3D se califica como obscena, mientras que un desfile de penes se considera apropiado para toda la familia?

En julio de 2014 la artista japonesa Megumi Igarashi, alias Rokudenashiko, fue arrestada por difundir folletos con instrucciones para imprimir un modelo de sus genitales en 3D. Poco después quedó en libertad, pero a principios de diciembre la detuvieron otra vez por exhibir material obsceno. El día después de Navidad la dejaron en libertad bajo fianza. Actualmente se encuentra en medio de un proceso jurídico lento y si la declaran culpable tendrá que enfrentar hasta dos años de prisión y pagar una multa de 20.000 dólares.

No hay mucha cobertura sobre su caso en los medios occidentales, pero algunos expertos dicen que podría tratarse de un caso histórico para Japón, donde las estrictas leyes contra la obscenidad prohíben la representación de genitales en todos los medios, incluyendo el arte y la pornografía.

Con todo, a pesar de estas leyes se mantienen muchos de los festivales tradicionales del país que celebran abiertamente los genitales. Fuimos al Festival anual del Falo de Acero, en el que la gente se reúne en las calles para ver una procesión de estatuas enormes de penes. Nuestro único objetivo era entender el sentido de esta contradicción: ¿por qué una vagina impresa en 3D se califica como obscena, mientras que un desfile de penes se considera apropiado para toda la familia?