Hoy las tablas volvieron a tomarse Bogotá. Con la tradicional rodada anual que salió desde el Museo del Oro, parada obligada en el Parque Nacional para pegarlo, y el remate en el Parque de los Hippies, los skaters bogotanos demostraron que el parche está nutrido y engordándose.Pero, más que pasarla una chimba, para muchos el Día Mundial del Skate es un acto político y de autoexamen. En esa salida a las calles, me dijeron ellos, se ponen en escena los problemas de la comunidad, sus retos y exigencias. Y, claro, nada mejor que la rodada anual para tomarle el pulso al movimiento.
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Más allá de la adrenalina, el hip hop que ambientó la rodada en la 60, el spot de fingerboard que instalaron y los trucos en las barandas, les preguntamos a los asistentes sobre los retos y mierderos que ellos creen que faltan por resolver para que, como dijo uno, "Bogotrash se vuelva capital skate". Estas son las conclusiones de mis entrevistas con los que cayeron al Parque de los Hippies y fotos de trucos, niños y gente matándose por calcas.
"Lo de siempre: faltan espacios para patinar"
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"¡No se caguen los spots que ya hay!"
"Somos skaters, no ratas"
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Esa, la de los estigmas, es la otra cadena nociva que hoy muchos quieren combatir: vándalos con tablas que alimentan los estigmas, vecinas que se quejan del ruido y de la bareta en sus parques y espacios públicos, persecuciones, policías que los fichan y, como resultado, menos espacios y más prohibiciones. Como concluyó Jenny, otra chica que andaba repartiendo calcas: "Que los tombos dejen de perseguirnos. Pero que también nosotros hagamos cosas como esta rodada para exigir respeto y espacios. Joder también a los mismos skaters que nos hacen quedar como un culo, para que la gente nos vea con buena cara, porque nos ven como vándalos. Y, a veces, con justa razón. Pero somos skaters, no ratas".Muchos de los que cayeron a rodar eran niños. Miniskaters de siete, ocho años. "Esto también es de ellos, hay que nutrirlos de ese sentido de comunidad que generan estas vainas. Porque hay chinos ásperos que merecen poder patinar en paz", dijo Alberto, padre de familia, que cayó con su hijo a montar. Para él y otros papás que patinan, el skate no es pura bareta sino una actividad deportiva, un estilo de vida que quieren que sus chinos sigan con alegría y respeto. Pero, para ellos, la delincuencia en los skateparks y el ambiente pesado los asustan un poco. "Esta vaina también es de los menores. Que se la gocen como uno se la goza".
"Hay que contagiar de buenas vainas a los chinos"
"Más comunidad"
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