'Somos skaters, no ratas' y otras conclusiones de la rodada del miércoles en Bogotá

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día mundial del skate

'Somos skaters, no ratas' y otras conclusiones de la rodada del miércoles en Bogotá

Nos fuimos a hablar con la gente que participó para pillar los retos que le quedan a la comunidad, cómo combatir los estigmas y el camino para consolidar a Bogotá como capital skater.

Hoy las tablas volvieron a tomarse Bogotá. Con la tradicional rodada anual que salió desde el Museo del Oro, parada obligada en el Parque Nacional para pegarlo, y el remate en el Parque de los Hippies, los skaters bogotanos demostraron que el parche está nutrido y engordándose.

Pero, más que pasarla una chimba, para muchos el Día Mundial del Skate es un acto político y de autoexamen. En esa salida a las calles, me dijeron ellos, se ponen en escena los problemas de la comunidad, sus retos y exigencias. Y, claro, nada mejor que la rodada anual para tomarle el pulso al movimiento.

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Más allá de la adrenalina, el hip hop que ambientó la rodada en la 60, el spot de fingerboard que instalaron y los trucos en las barandas, les preguntamos a los asistentes sobre los retos y mierderos que ellos creen que faltan por resolver para que, como dijo uno, "Bogotrash se vuelva capital skate". Estas son las conclusiones de mis entrevistas con los que cayeron al Parque de los Hippies y fotos de trucos, niños y gente matándose por calcas.

"Lo de siempre: faltan espacios para patinar"

Aunque este año se inauguraron grandes skateparks como el de La Francia o el de Fontanar del Río, los skaters siguen sintiendo que faltan espacios para practicar el deporte. "A mí me parecen ásperos los parches que ya hay, como el de Santander, Vargas Vila o Fontanar del Río. También el de San Cristóbal Sur. Pero todos están desbordados", dice John Rubio, un skater de treinta que lleva casi toda la vida practicando el deporte. "Pero como no nos dejan practicar esto en los parques normales, entonces nos exponemos".

Casi toda la gente coincidió: hay buenos lugares, pero no son suficientes para la cantidad de personas que patinan en Bogotá. Algunos fueron más allá y responsabilizaron de frente al Distrito: "La Alcaldía debería tomarse esto más en serio. Muchos de los spots son hechos por colectivos o parches, y eso debería ser responsabilidad del Distrito", me contó Carlos, diseñador y skater, antes de pintar un sténcil en su tabla. Otros lo describieron como una bola de nieve: como no pueden patinar en ciertos espacios y los que están se llenan, no queda de otra sino ir a las calles a exponerse a que los monte la tomba o los vecinos los jodan.

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"¡No se caguen los spots que ya hay!"

"A veces la gente daña los espacios. O también ponen a los chinos a vender droga. Lo que hay que hacer es tomarnos esos espacios, sacar a esa gente, apropiarnos de lo nuestro", se quejó Pablo, un tipo de 20 que frecuenta el parque de San Cristóbal. "Hay pirobos a los que les importa un culo cagarse los lugares". Otras dos chicas también denunciaron la inseguridad que viven incluso los mismos skaters en los espacios "que deberían dedicarse para el deporte y no a la violencia ni el mal parche".

Incluso en la rodada, muchos denunciaron el vandalismo y las prácticas destructivas de algunos asistentes. Para Julián Valencia, otro de los duros que volvió a montar hace poco después de una fractura, "lo de hoy fue un despelote total. Por allá en el Nacho dañaron unos carros. Puros vándalos. Esto es una chimba cuando nos organizamos, pero así paila, así no es". En conclusión: skate sí, pero no así.

"Somos skaters, no ratas"

Por lo menos diez de las personas con las que charlamos se quejaron del acoso policial. Que por tener una tabla en la mano, los tombos ya los miraban con mala cara y los trataban diferente. Que por andar con gorra al revés y aretes los paran y los amenazan con comparendos.

Como la experiencia más reciente de Julián: "Digamos, un día estaba montando en un parque que estaba solo y llegaron los tombos a sacarme y a joderme. Otra tarde iba pasando por el Santander y unos policías que estaban ahí me dijeron 'no, no, no se puede patinar'. Les dije que todo bien, que solo iba a pasar. Puse la tabla en el piso y se me mandaron de una". Le sacaron el talonario de comparendos y le pidieron incisivamente la cédula. "Les dije que no y me llevaron pa'l CAI, me trataron como una rata". Luego de que lo acorralaron y le gritaron que si estaba asustado, le pidieron plata. "Solo me querían sacar plata. Se aprovechan de que patinamos y de que la gente nos suele ver como vándalos".

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Esa, la de los estigmas, es la otra cadena nociva que hoy muchos quieren combatir: vándalos con tablas que alimentan los estigmas, vecinas que se quejan del ruido y de la bareta en sus parques y espacios públicos, persecuciones, policías que los fichan y, como resultado, menos espacios y más prohibiciones. Como concluyó Jenny, otra chica que andaba repartiendo calcas: "Que los tombos dejen de perseguirnos. Pero que también nosotros hagamos cosas como esta rodada para exigir respeto y espacios. Joder también a los mismos skaters que nos hacen quedar como un culo, para que la gente nos vea con buena cara, porque nos ven como vándalos. Y, a veces, con justa razón. Pero somos skaters, no ratas".

"Hay que contagiar de buenas vainas a los chinos"

Muchos de los que cayeron a rodar eran niños. Miniskaters de siete, ocho años. "Esto también es de ellos, hay que nutrirlos de ese sentido de comunidad que generan estas vainas. Porque hay chinos ásperos que merecen poder patinar en paz", dijo Alberto, padre de familia, que cayó con su hijo a montar. Para él y otros papás que patinan, el skate no es pura bareta sino una actividad deportiva, un estilo de vida que quieren que sus chinos sigan con alegría y respeto. Pero, para ellos, la delincuencia en los skateparks y el ambiente pesado los asustan un poco. "Esta vaina también es de los menores. Que se la gocen como uno se la goza".

"Más comunidad"

Abriendo pista para un concurso de chicas, detrás de las gorras, las calcas, la adrenalina, los tennis y los gorritos de Thrasher, una chica sentenció lo que la rodada debería conseguir: "Más comunidad. Tomarnos las calles, patinar, hacer redes y hacer de esto una vaina seria. Dejar de cagarnos nuestros spots, hacer skateboarding juntos y que sea libre y radical. Así, como ha sido el ADN de esta vuelta". Y, rematando, un grito al fondo: "¡Skate or die, perros!".

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