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El 'show' sigue: Otra manifestación, otra detención arbitraria

¿Se trata de recuperar los espacios públicos o de usarlos sólo como superficie de rodación para los automóviles?

Ana Berenice de la Cruz en el momento de su detención.

Ayer domingo regresaron las detenciones arbitrarias contra chavos que se manifestaban pacíficamente, tal y como ocurrió el 1 de diciembre y el 10 de junio pasados. Parece que en esta ciudad el aspecto de algunas personas y las ideas contra la norma no son bien vistas. Ana Berenice de la Cruz, una estudiante, se dirigía hacia el Zócalo cuando fue detenida. Ella y su grupo estaban preparados para hacer un performance sobre la libertad de expresión y la represión por parte del Estado. Como abogado que participa en movimientos sociales me tocó entrarle a la defensa de Ana.

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Aquí les narro la historia:

Temprano el domingo decidí salir de mi casa, por el oriente de la ciudad, para observar el cerco que la policía montó alrededor de la Cámara de Diputados en San Lázaro. Estaban convocadas diversas protestas por el primer informe de la presidencia de Enrique Peña Nieto. Diez meses atrás militares del Estado Mayor Presidencial me agredieron en un operativo similar cuando documentaba con mi cámara de celular aquel abuso. Ayer mismo, después de tomar varias fotos intenté regresar a casa utilizando diferentes rutas. Lo logré sólo horas después, cuando ya recibía avisos de jóvenes detenidos arbitrariamente, aun cuando las movilizaciones convocadas todavía no iniciaban.

A mi mente vinieron las largas jornadas de diciembre de 2012 cuando un grupo de hasta cien chavos estuvo preso después de esas manifestaciones, algunos de ellos más de un mes. Recordé también las detenciones de animalistas en el Centro Histórico mientras difundían folletos contra el maltrato animal o de cuando el 3 de mayo de este año, policías detuvieron y torturaron a tres jóvenes poblanos que preparaban por Facebook una protesta simbólica, y también pensé en Gustavo Maldonado preso en Chiapas por criticar vía internet al gobernador Manuel Velasco.

Me lancé a la Magdalena Contreras donde estaba detenida Ana Berenice de la Cruz Cortés. Ana era la primera detenida del día y dadas las noticias que me llegaban, no sería la última. Me llevó bastante tiempo llegar a la colonia El Potrerillo, en la parte alta de en Magdalena Contreras, donde se encuentra la agencia. No es para menos, es la agencia del ministerio público ubicada a mayor altura, en los confines de la ciudad y cerca de lo poco que nos queda de bosque.

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Ana, en un proyecto de producción. Foto de cortesía.

¿Y qué hace Ana allá si la detuvieron en la avenida Juárez del Centro Histórico? La clave la encontramos un día anterior cuando en la marcha convocada por Cuauhtémoc Cárdenas y organizaciones sociales fue detenido el activista Julián Luna, en la calle de Mesones y 20 de Noviembre, en el centro y llevado a 70 kilómetros de ahí, a la agencia del MP ubicada en Milpa Alta. A Magdalena Contreras y Milpa Alta, más tarde se les sumaría Tláhuac. ¿Pero a qué brillante asesor de Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno del DF, se le ocurrió esta estrategia de alejar lo más posible a quienes fueran detenidos?

Llegué finalmente cerca de las tres de la tarde. Hablé con la madre de Ana Berenice y su hermano. Pasé a presentarme con la agente del ministerio público quien a pregunta mía respondió que Ana había sido llevaba hasta allá porque las otras agencias estaban saturadas y ellos no tenían trabajo. Mis dudas aumentaron cuando vi a un lado de su escritorio dos aspersores vacíos, una botella de agua y algunos otros materiales que más tarde entendí, eran utilería para la ejecución de un performance.

La historia es la siguiente. Ana y sus cuatro compañeros estudian en la Universidad del Claustro de Sor Juana y tienen un colectivo que prepara performance para diferentes causas sociales o culturales, y les parecía importante acompañar las manifestaciones pacíficas convocadas, con lo que saben hacer. Decidieron hacerlo este 1 de septiembre.

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Caminaron en las inmediaciones de la avenida Reforma hacia la avenida Juárez. A las 9:10 horas y con distancia de horas para el inicio de la marcha principal, fueron detenidas por un grupo de por lo menos 15 policías. Ana y su compañera universitaria fueron replegadas hacia un módulo de información turística, las dos chavas vestían de negro.

Los granaderos las registraron a detalle. Ana traía la utilería para el performance, y su compañera cargaba el vestuario. A los granaderos les pareció peligrosísimo que lo que Ana cargaba para su performance. Sí: los mismos aspersores con los que planchamos en casa, cuerdas, cintas y algunos plumones. Acto seguido la esposaron y la subieron a una patrulla. Nunca le dijeron los delitos que enfrentaba, así como nunca vio la marcha en la que actuarían.

¿A quién se le ocurre hacer un performance en una marcha? Creo que podemos válidamente hacer la pregunta. El problema de abrir ese camino es que terminaremos preguntándonos a quién se le ocurre caminar en la calle, o a quién se le ocurre cuestionar al gobierno y así hasta terminar sin voluntad para criticar algo, cuales zombis. Les invito a preguntarse mejor: ¿Y por qué no salir y encontrarnos con quienes comparten ideas similares? ¿Se trata de recuperar los espacios públicos o de usarlos sólo como superficie de rodación para los automóviles? Como diríamos los abogados, lo que no está prohibido está permitido y ese es un poderoso freno a los abusos de la autoridad que día a día, si lo permitimos, ganarán mayor espacio de control.

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Conocí que los delitos que se le imputan son el de: “Portación, fabricación e importación de objetos aptos para agredir”. El artículo 251 del Código Penal para el Distrito Federal establece lo siguiente:

A quien porte, fabrique, importe o acopie sin un fin lícito instrumentos que puedan ser utilizados para agredir y que no tengan aplicación en actividades laborales o recreativas, atendiendo a las referencias de tiempo, modo y lugar, se le impondrá prisión de tres meses a tres años o de noventa a trescientos sesenta días multa.

Los otros dos delitos son primero desobediencia y resistencia de particulares el cual dice:

ARTÍCULO 282. Se le impondrá de seis meses a tres años de prisión al que por medio de la violencia física o moral, se oponga a que la autoridad pública o sus agentes ejerzan alguna de sus funciones en forma legal, o resista el cumplimiento de un mandato que satisfaga todos los requisitos legales.

Y finalmente el de ultrajes a la autoridad el cual establece:

ARTÍCULO 287. Al que ultraje a una autoridad en el ejercicio de sus funciones o con motivo de ellas, se le impondrá de noventa a ciento ochenta días de semilibertad.

A manera de resumen enumero sólo tres de las varias irregularidades que en estas horas encontré en la detención de Ana Berenice:

1.    No se le trasladó sin demora al Ministerio Público más cercano como lo mandata nuestra Constitución, y no se observó la tesis que sobre este tema ha definido la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

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2.    Sobre el delito de resistencia de particulares y el de ultraje a la autoridad, un video muestra con claridad como Ana Berenice no se resiste y mucho menos injuria, de hecho la estudiante universitaria coopera con las autoridades a pesar de que la detienen sin motivo alguno.

3.    Como vemos del texto sobre portación de objeto apto para agredir, es claro que para cometerlo se requiere que no sea para un fin lícito y que no tengan aplicación para actividades recreativas. Es claro que la utilería para performance cumple ambas excepciones y el delito no procede.

4.    No existe reporte oficial o en medios de comunicación sobre eventos de violencia o agresiones en avenida Juárez. No existirán porque a esa hora las movilizaciones aún no iniciaban. Espero que los videos de seguridad pública de esa avenida sean mostrados ante el MP y los medios de comunicación.

Resulta claro que quienes agreden a otras personas, a los servidores públicos y a las propiedades deben ser sancionados, incluyendo lo que nunca vemos: a los policías que abusan o detienen injustificadamente a personas en la calle. Ana y sus amigos incluso son reconocidos por sus profesores universitarios por su compromiso con el arte comprometido con los problemas sociales, al grado que la Universidad mandará al ministerio público las cartas correspondientes.

Ana ciertamente no es modelo de joven adaptada al orden establecido y qué bueno así sea. Practica el veganismo, lucha en defensa del maíz nativo, se opone a las corridas de toros y defiende los derechos de los animales, participa desde hace meses en talleres para los indígenas Triquis desplazados por el conflicto en Oaxaca, ninguna de las cuales son actividades ilegales.

Mientras termino estas líneas, tanto Ana como Gustavo Ruiz, fotoperiodista que grabó su propia detención, y una decena de personas están en los separos esperando saber si irán a un reclusorio capitalino para enfrentar su injusto proceso. Hoy, lunes 2 de septiembre se decide todo y ellos declararán ante el MP.

Llevo años movilizándome por diferentes causas. Con la irrupción callejera de miles de jóvenes el año pasado al fragor de la batalla electoral, por primera vez cambiamos las viejas y desgastadas consignas setenteras, por nuevas y mucho más divertidas formas de protesta social, entre ellas el performance. Les pregunto: ¿Vamos a permitir que las libertades se erosionen al grado de volver esta ciudad aburrida?

Hoy espero ver a Ana Berenice antes de su declaración en el ministerio público de Magdalena Contreras. Lo primero que lo voy a decir es que por el bien de esta libertaria ciudad, el performance tiene que continuar.

Sigue a Jesús Robles Maloof en @roblesmaloof