FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

¿Por qué la cocaína te vuelve un culero? Una explicación sencilla

Un gran problema con la coca es cómo te hace sentir a ti y cómo te perciben los demás cuando estás bajo la influencia.

Leo preparándose para inhalar un poco de cocaína de un trasero en "El lobo de Wallstreet".

La cocaína es una droga divertida, ¿cierto? No puedo pensar en ninguna otra sustancia —tal vez el alcohol— con el poder de convertir a un ser humano relativamente bueno en una absoluta pesadilla. "Sí, sí, jaja, tómate un traguito", te grita tu amigo, tratando de hacerte tragar media botella de vodka. "Jaja", se ríe, completamente fuera de lugar, con cuatro líneas encima. "¡Probablemente eso te tumbe! Jaja. Qué buena plática. ¿Nos damos otra línea? ¡Hagámoslo! ¿Te conté sobre mi idea de un juego de mesa?"

Publicidad

Por supuesto, no todo el mundo se convierte en una mandíbula trabada viviente después de medio gramo, muchas personas pueden meterse coca sin llegar a obsesionarse con ellos mismos o caer en la arrogancia o la inconciencia. Pero otros no pueden, que es de donde viene el arquetipo del "imbécil en coca". La chica que no para de hablarte sobre su guión; el tipo que no es capaz de evaluar la vibra de la gente (que está totalmente en su contra) ni aunque estuviera pintada con spray en la pared.

¿Por qué sucede esto exactamente? ¿Y cómo es que sólo afecta a algunas personas y a otras no?

"La cocaína tiende a hacer que la gente se ensimisme, por lo que pueden volverse introvertidos o muy sociables, pero un poco dominantes o egoístas", contó Katy Mcleod, directora del Chill Welfare, una empresa social que se encarga de cuidar a los usuarios de drogas en los festivales de todo el país. "Un gran problema con la coca es cómo te hace sentir a ti y cómo te perciben los demás cuando estás bajo la influencia. Ambos aspectos no siempre coinciden. Podrías pensar que estás siendo muy ingenioso y extrovertido, cuando otras personas simplemente piensan que eres un idiota".


Relacionado: Farmacopea psicoactiva mexicana


Para llegar a la raíz de la química del idiota, hablé con David Belin del Departamento de Farmacología de la Universidad de Cambridge. "Las drogas afectan tres mecanismos psicológicos en el cerebro", comentó. Con la cocaína, estás alterando con eficacia la dopamina química que inunda tu cerebro cada vez te metes una línea. "La dopamina no es placer en sí misma, sino un mecanismo en el cerebro que permite el aprendizaje", explicó David.

Publicidad

Imagínense cómo un nuevo guitarrista podría sentirse increíble cuando consigue tocar con éxito "Smells Like Teen Spirt" por primera vez, pero inmediatamente anhela esa sensación de nuevo por lo que pasa directamente a "Heart-Shaped Box". Hay un efecto de entusiasmo allí. Estás concentrado. El mundo es un poco más emocionante. La cocaína replica esa sensación con mayor intensidad. "Afecta tu cerebro de manera que la dopamina se libera todo el tiempo que la consumes, y se siente muy bien", aclara David. "Empiezas a construir una fuerte motivación para usar drogas".

De aquí hasta la segunda tormenta psicológica que la cocaína desata en tu cabeza. "La cocaína influye en tu corteza prefrontal (la parte del cerebro que regula el comportamiento y, en esencia, tu capacidad de hacer juicios sensatos). En realidad, altera tu capacidad para ejecutar ideas, tu control inhibitorio y tu toma de decisiones. Así que ahora tienes esta motivación muy fuerte (de la dopamina) y, debido a los efectos de la droga, terminas con una incapacidad para inhibir tus impulsos y tomar buenas decisiones".

¿Recuerdas aquella vez que en repetidas ocasiones le ofreciste a esa chica en una fiesta un billete de cien por una línea y ella dijo que sí, con tal de que prometieras que la dejarías sola para siempre? Eso. Un estudio de la Universidad de Maastricht en Holanda encontró que una sola dosis de coca —una pequeña línea—puede disminuir tu capacidad para reconocer emociones negativas en otras personas, por lo que estás bajo la impresión de que todo el mundo está interesado para siempre en lo que tienes que decir, cuando en realidad no lo están.

Publicidad

Relacionado: Cómo afectan a tu cuerpo esas dosis casuales de cocaína


"Otro punto: las drogas facilitan los hábitos, así que para este punto tus impulsos están llenos de motivación para consumir la droga, y llegan a tu sistema de hábitos y sólo lo haces sin pensarlo, necesariamente", señaló David, en referencia a qué tan adictiva se puede volver la cocaína. "Además, con la cocaína no hay un síndrome de abstinencia física real, sino que existe una fuerte abstinencia psicológica. Te sientes ansioso, te sientes mal, y eso se suma a tu motivación para continuar con el uso de la droga".

¿Entonces eso explicaría por qué la gente se puede terminar una bolsa hacia el final de la noche, mientras tú apenas te estás despertando?

"Absolutamente", dice David, quien añade que todos estos impulsos van a ser magnificados o inhibidos por el consumo probable de alcohol. Esta combinación crea efectivamente una nueva droga potente —etileno de cocaína— cuando ambas sustancias van a parar al hígado, lo que aumenta drásticamente la probabilidad de un ataque al corazón, incluso hasta 12 horas después de haber sido mezclado. ¡Yuju!

"Va a disminuir tu tono inhibitorio general, de manera que cedes ante impulsos que no tomarías en cuenta normalmente", aclara David. Ah, y también, aquel asunto cuando llevas unos tragos de ventaja sobre los demás y empiezas a murmurar sobre conseguir un poco de material para "recuperar la sobriedad" es un mito. La cocaína se limita a proporcionar más dopamina para luchar con los otros neurotransmisores que compiten por el dominio de tu cerebro. Podría agudizar por unos instantes tu concentración, pero, en efecto, sólo estás más estimulado.

Publicidad

La última cuestión que me interesa conocer es por qué tantas personas tienden a excitarse cuando se meten coca, incluso si, en el caso de algunos hombres, hay problemas estructurales con los que lidiar.


Relacionado: El camino de la coca: de los campos a tu nariz


"Podría vincularse con la excitación general", explicó. "A diferencia de la heroína, que se centra en el placer por sí mismo, la cocaína hace que el mundo luzca más brillante. Así que algo que es hermoso —una pareja o una pareja potencial— se volverá más bella, y hará que tengas un mayor deseo. Tal vez no tienes opción".

La cuestión de la elección, o la falta de ella, ha sido un tema de investigación para David. Si nunca has tomado drogas, podría leer esto y pensar 'Si es un problema tan grande, simplemente no te metas coca". Lo cual es justo. ¿Pero existe un punto en que un usuario debería darle a su consumo una consideración adecuada?

"Digamos que lo hiciste una vez en una fiesta con amigos y lo disfrutaste", comenta David. "Entonces, dos meses después, te encuentras ante esa situación de nuevo, pero en lugar de cada dos meses podría volverse un hábito de todos los sábados, y uno piensa 'Estoy bien, porque lo hago sólo los sábados'. ¿Realmente lo deseas, o acabas en ese ambiente con amigos y la inhalas sin realmente querer hacerlo? Si ocurre esto último, es un indicio de que estás perdiendo el control. Es un reflejo. Es el momento, el modo de pensar. Y los detonantes —reunirte con ciertos amigos, beber alcohol— para consumirla significa que siempre tratas de encontrar justificaciones. Te sugiero que te reúnas con esos amigos un sábado y que acuerden no meterse cocaína Si no pueden pasarse la noche sin consumirla, es posible que estés en el lado equivocado de la historia".

@Gobshout