Nathan Ambriz fue uno de los iniciadores de Jauría Trans y coordinó durante un periodo ese espacio de encuentro para personas trans* y aliadxs trans* del Centro Cultural Border, ubicado en la Ciudad de México. Su trabajo se ha centrado en tender nexos de empatía que no han sido fortalecidos. Al notar que desde el Estado se cumplía, más o menos, con ciertas necesidades médicas y terapéuticas para la comunidad trans pero se dejaban de lado el acompañamiento afectivo y el acceso a recursos culturales, pensó que era urgente generar algo distinto. “[Fue] como ponerme unas gafas y ver las cosas de otra forma”, dice.
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Uno de sus objetivos constantes es que la cultura se mueva para atender a la multiplicidad de masculinidades, feminidades y neutralidades. Para él los derechos culturales son otro mecanismo de igualdad tan importante como el reconocimiento legal, pedagógico y médico. Derechos básicos que las personas cisgénero tienen y desde un espacio seguro como Jauría Trans pueden reclamarse en comunidad. Su vocación lo llevó a colaborar también con la Red de Familias Trans. Ante los modos cotidianos de exclusión hay que construir una trinchera desde la cual luchar por el respeto a la identidad de género que incluya tanto los procesos de transición como estrategias de fortalecimiento, contención y proyección a futuro.En su trabajo como ilustrador intenta, por medio de los recursos gráficos, mostrar los procesos de las identidades trans desde la realidad contextual de la Ciudad de México, como una manera de comunicar al mundo las problemáticas que su comunidad —integrada tanto por las personas trans como por sus familias y sus parejas—, atraviesan. El arte es, para Nathan, un instrumento generador del cambio social.Nathan es uno de lxs cincuenta líderes en disidencia sexual y de género cuya vida celebramos en nuestra quinta edición, ORGULLO.
