Erislandy Lara se perfila para un viernes 13 alejado de la superstición

Erislandy Lara, el dos veces campeón del mundo de Guantánamo, tendrá un viernes 13 completamente alejado de la superstición de la cultura popular. El actual campeón superwélter de la AMB y OIB regresará a las carteleras para iniciar el año tranquilo, pero con la firme visión a futuro de consagrarse como uno de los mejores peleadores de su división y del deporte en general. El 2017 tiene que ser su año.

El (des)afortunado rival del cubano es un peleador de "medio tiempo" cuya única hazaña en su carrera profesional ocurrió un 14 de noviembre de 2009, cuando se adueñó de la faja superwélter de la AMB al derrotar a Daniel Santos. Bielorruso de nacimiento, pero radicado en Nueva York, Yuri Foreman comparte un pasado similar al de su contrincante más allá del pugilismo: ambos encontraron en los Estados Unidos el refugio que carecieron en sus países de origen.

El flujo de sus historias de vida no puede ser más contrastante. Mientras que Lara disfruta su parcialmente exitosa carrera en el boxeo y suele presumir su esfuerzo materializado en bienes de todo tipo —quizá con demasiada exageración y poco merecimiento, ya que no logró salir victorioso en ninguna de sus dos pruebas de fuego (Williams y "Canelo") hasta el momento—, Foreman es un hombre que ve la vida desde un ángulo teológico totalmente influenciado por sus creencias religiosas. "En ocasiones el boxeo es una cuestión espiritual en sí. El boxeo implica retos físicos y mentales, al igual que los muchos retos que surgen al explorar los diferentes niveles del Judaísmo", declaró el bielorruso en el lejano 2007 después de una pelea.

Sin embargo, nada de esto tendrá un efecto concreto cuando ambos se calcen los guantes y suban al entarimado del Hialeah Park & Casino de Miami, Florida: las joyas y demás parafernalia no pueden pelear por ti, así como tampoco tu creencia en un ser supremo; ahí arriba todo se reduce a un ajuste de cuentas terrenal.

Francamente, la velada del viernes será una sesión de sparring pública y sin el equipo de protección de cajón, un paseo en el ring para "The American Dream". No habrá una postal más discordante que aquella que la mente suele fabricar cuando escuchamos "Viernes 13"; es decir, al menos en el imaginario del cubano. Pero para Foreman las cosas podrían terminar mal. El ahora rabino no representa peligro alguno para su contraparte. No tiene con qué ganarle a Lara. Punto. El cubano es ampliamente superior en todos los aspectos. Lo llevará a la escuela, lucirá su repertorio, tal vez decida pelear a medio tanque, y cuando la presa se haya entregado al matadero, Lara lanzara la estocada final.

¿Y entonces qué? A lo mejor el destino obliga a Foreman al retiro para dedicarse a la que parece ser su verdadera vocación. En realidad y, por más cruel que se lea, una vez que el réferi declaré ganador a Lara sujetándolo de su brazo, nadie se acordará del rabino sobre el ensogado. Las cámaras y micrófonos se abalanzarán sobre el campeón para cuestionarlo sobre su siguiente rival. Lastimosamente, el olvido suele relegar a aquellos que se acostumbran a morder el polvo con frecuencia.

¿Una revancha contra "Canelo"? Verosímil y plausible, pero no este año. ¿Golovkin? A menos que el cubano tenga pensado darle ventaja al kazajo en la báscula o acordar un peso pactado. A "GGG" se le acaba el tiempo y necesita nombres, de alguna forma, consagrados para acrecentar su mito; lo mismo es verdadero para Lara. Podría ser. ¿Saunders? ¿Brook? ¿Charlo? Quizá de todas las opciones, ésta última sea la más atractiva por el estilo de ambos, pero Charlo aún no alcanza el nivel de peleador que Lara está buscando, sería dar un paso hacia atrás. Tendremos que esperar a que la tentativa lista sea pronunciada por el cubano después de derrotar ampliamente a Foreman.