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Azul y negro

¿Por qué las comunidades minoritarias de Nueva York no confían en los policías?

El cuerpo de Eric Garner yace en el ataúd durante su funeral en la iglesia bautista de Bethel en Brooklyn, Nueva York, el miércoles 23 de julio de 2014. Foto AP / New York Daily News, Julia Xanthos, Pool.

El pasado 17 de julio, oficiales de policía de la Ciudad de Nueva York rodearon a Eric Garner, un hombre afroamericano con sobrepeso y asmático, cerca de su casa en Staten Island. De acuerdo con su amigo y vecino Ramsey Orta, los policías estaban molestando a Garner, de 43 años de edad y padre de seis niños, porque creían que estaba involucrado en una riña callejera. La versión de la policía es que se acercaron a Garner porque estaba vendiendo cigarrillos sueltos, lo cual es ilegal.

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Tal como aparece en el video tomado por Orta, Garner se quejaba de un acoso rutinario por parte de la Policía de Nueva York (NYPD, por sus siglas en inglés) cuando Daniel Pantaleo, un policía vestido de civil, comienza a sofocar a Garner; mientras los policías le estrellan la cabeza contra el piso y lo sujetan, Garner alcanza a gritarles: “¡No puedo respirar!” nueve veces (puedes ver el video en YouTube) sin lograr que lo dejen. Una hora después murió en un hospital. El video tiene un terrible parecido al momento climático en el que se muestra a Radio Raheem cuando es asesinado por la NYPD en la película Haz lo correcto, de Spike Lee. Lee creó su propia edición, mezcla de ambas escenas, después de la muerte de Garner.

Casi de inmediato se empezó a decir que Garner había sido una baja en un operativo de “Ventanas rotas”, una teoría que dice que si la policía se va en contra de delitos menores como grafitear, pedir limosna en el metro o la venta ilegal de cigarros, se desalienta a quienes podrían cometer crímenes más serios como violaciones o asesinatos. Esta teoría es creación del criminólogo George Kelling, coautor de un artículo publicado en 1982 en el Atlantic y que sigue siendo una especie de manual para la policía en Estados Unidos. “Ventanas rotas” fue una idea muy extendida gracias a William Bratton, comisionado de la NYPD en la década de los 90s bajo el gobierno del alcalde Rudy Giuliani, quien ha retomado su antiguo puesto bajo las órdenes del nuevo alcalde Bill de Blasio.

Aunque es obvio que la policía hubiera preferido evitar la muerte accidental de Garner, su arresto fue el resultado de una estrategia deliberada: el pasado 7 de agosto, en el New York Daily News, Philip Banks III, jefe de la NYPD, hizo un llamado a perseguir las ventas ilegales en menudeo en Staten Island a principios de julio, días antes de la muerte de Garner. Cuando los policías comenzaron a acosarlo, simplemente estaban siguiendo órdenes.

Lo peor de todo esto es que se supone que la NYPD estaba dando mejores resultados al momento de relacionarse con las comunidades minoritarias. Uno de los elementos en la campaña de De Blasio contra Ray Kelly, el comisionado anterior, había sido la recurrente práctica del departamento de Kelly de detener y catear a jóvenes afroamericanos y latinos con la esperanza de detener la violencia cometida con armas de fuego, una política pública que se había reducido mucho antes de que el nuevo alcalde tomara el timón en enero. Sin embargo, un número absurdo de afroamericanos y latinos siguen siendo esposados por delitos menores vinculados a la mariguana, y los policías han mostrado cómo sacan su enojo al arrestar a los adolescentes por bailar brake dance en el metro a cambio de unas monedas. “Kelly y Bratton siguen siendo los mismos”, me dijo David Dinkins, quien fue el primer alcalde negro, electo en 1989. “Y así están las cosas realmente, como el comisionado de la policía”. El programa “Ventanas rotas” está de regreso (Kelling está trabajando como consultor para el departamento) y está dirigido, una vez más, hacia los jóvenes pobres de comunidades minoritarias. “No hay manera de darle la vuelta al hecho de que una buena parte de las minorías en NY sienten que están siendo, indebidamente, el objetivo de la NYPD”, me dijo Bratton en una entrevista. Pero el comisionado defendió su manera tradicional de enfocarse en comunidades minoritarias, a las cuales señala con frecuencia como las fuentes de los crímenes más violentos.

Kelling lo apoya. “Si alguien piensa que Bratton está interesado en criminalizar a los jóvenes o a los afroamericanos, está completamente equivocado”, me dijo. “Hubo un tiempo en el que la historia nos decía que los irlandeses estaban cometiendo muchos crímenes. En otra generación fueron los italianos… actualmente tenemos un problema terrible con afroamericanos matándose entre sí, al igual que con los latinos. Si quieres detener estos crímenes, tendrás que lidiar con esta población y eso no significa establecer un perfil racial inadecuado”. El problema es cómo la policía ha decidido “lidiar con esa población”. Al asesinato de Garner han seguido montones de fotos y videos, la mayoría obtenidos por el Daily News, que muestran a policías cometiendo actos de maltrato a minorías como sacar a rastras de su departamento a una mujer negra desnuda y dejarla en el pasillo, o detener a una mujer negra embarazada sujetándola del cuello por estar haciendo una carne asada en la banqueta. Bratton aceptó, después de la muerte de Garner, que los policías deberían estar mejor entrenados para contener a los sujetos. Eso podría servir de ayuda, pero no ataca el problema de fondo.

“Este es el tipo de cosas que los países que están en una lista de observación le hacen a sus ciudadanos. Hacen una redada en un vecindario y encierran a las personas por heroína”, dijo Eugene O’Donnell, un abogado y policía veterano de Nueva York que trabajó en el comité de transición de seguridad pública de De Blasio y actualmente trabaja al lado de Ken Thompson, fiscal de distrito de Brooklyn. “Lo escandaloso es ¿por qué se hizo este arresto y quiénes fueron los creadores de estas políticas públicas que permitieron que esto ocurriera?”