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nota roja

Minucias

Chingaderas de nota roja.

Los calzones de Aileen Wuornos
Aileen Wuornos fue una asesina serial que mató a siete hombres mientras trabajaba como prostituta. Tú ya sabías eso porque Charlize Theron se ganó un Óscar interpretándola en una película. Estos son los calzones que Wornos llevaba puestos mientras esperaba a ser ejecutada en Florida. La mancha roja que se ve a la altura de la entrepierna es probablemente sangre de su periodo menstrual. Así, al menos sabemos que es clonable.

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La cabeza de Henri Désiré Landru
Henri Désiré Landru fue un francés que pasó la década de 1910 poniendo anuncios en la sección de corazones solitarios para atraer a viudas a su casa para luego desmembrarlas y quemar los cuerpos en su horno. Murió guillotinado en 1922. Su cabeza se encuentra exhibida en el Museo de la Muerte, en Hollywood. Cuando les preguntamos cómo la habían adquirido, lo único que nos dijeron fue que les costó “muchas llamadas telefónicas y muchas millas aéreas”.

La patente del torpedo-ataúd
En el siglo 19, el robo de tumbas era un problema serio. Para combatirlo, varias compañías comenzaron a manufacturar mecanismos diseñados para chingarse a cualquiera que intentara acceder a un ataúd en el que no tuviera nada que estar haciendo. Esta patente de 1878 fue otorgada a un invento llamado “torpedo-ataúd”, que era un artefacto similar a una pistola, ya que le disparaba unas bolas metálicas a quien intentara abrir el ataúd al que estaba fijo. Se sabe que al menos tres hombres murieron a causa de este artefacto.

Las estampitas de O.J. Simpson
Los asesinos son algunas de las personas más famosas del mundo. Por ello no sorprende que haya surgido toda una industria para crear mercancía no oficial relacionada con ellos. En una parte del Museo de la Muerte verás un tarro de Charles Manson, una playera conmemorativa de la ejecución de Timothy McVeigh, un muñeco de peluche de Richard Ramírez y un paquete de muérdago con la marca de Jeffrey Dahmer.

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Artesanía varia de la prisión
Una cadena de condena perpetua puede convertirse en algo bien pinche aburrido. Por suerte para los genocidas, la mayoría de las cárceles les permiten el acceso a artículos de arte. Las figuras de animales de origami que ves aquí las hizo Charles Ng, quien actualmente se encuentra en el bloque de los condenados a muerte por su participación en la violación y asesinato de, al menos, 11 mujeres. La tarjeta desplegable de felicitaciones (en la que se lee: “La familia que reza unida”) la hizo Lawrence Bittaker, quien junto con un compañero violó, mutiló y mató a 67 niños y jóvenes.

La bala fría
Algunas veces las personas en la cárcel realmente quieren matar a alguien, pero no tienen acceso a armas verdaderas porque están en prisión. Ésta es una selección de armas improvisadas que fueron confiscadas dentro del sistema penal del estado de Oklahoma. De acuerdo con el museo, todos fueron usados para matar a alguien.

Todos los objetos pertenecen al Museo de la Muerte en Hollywood. MuseumOfDeath.net