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VICE Sports

Tal vez no deberíamos idolatrar a un patinador que parece haber sido homofóbico

Aunque aprecio la contribución que hizo Jay Adams al skate, me parece raro que prácticamente todos los obituarios publicados se olvidaron de mencionar esa ocasión en 1982 cuando ayudo a matar a un hombre.

Jay Adams (izquierda) y Rodney Mullen. Foto vía Getty.

Jay Adams murió de un paro cardiaco el jueves de la semana pasada mientras estaba de vacaciones en México. Él era un sujeto con muy buen equilibrio en su patineta y, como integrante de los Z-Boys, contribuyó a definir el skate como lo conocemos actualmente. Aunque la mayor parte de su vida evitó ser el centro de atención, saltó a la fama en 2001 gracias al documental Dogtown and Z-Boys, y también en 2005 cuando Emile Hirsch lo interpretó en la película Los amos de Dogtown. La mayoría de los medios de comunicación de skate se encargaron de difundir la muerte de Adams. Casi todos utilizaron la palabra “leyenda” o “legendario” en sus encabezados y lo describieron como el chico malo que alejó al deporte de los concursos que parecían de baile y lo llevó a ser un deporte más agresivo tanto en las albercas como en las calles. Así fue como nació el skateboarding moderno. Sin embargo, omitieron la golpiza homofóbica que inició en Los Ángeles y que tuvo como resultado la muerte de un hombre.

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Aunque aprecio la contribución que hizo Adams al skateboarding, me parece extraño que prácticamente todos los obituarios publicados en los últimos cuatro días se olvidaron por completo de mencionar esa ocasión en 1982 cuando ayudó a matar a un hombre. Adams describió el incidente en la revista Juice en el 2000: “Después de una presentación en Starwood fuimos a un lugar llamado Okiedogs, a donde llegaron dos homosexuales y empezaron la pelea”. Uno de ellos se llamaba Dan Bradbury, quien como se menciona antes, murió durante la pelea. Adams fue acusado de homicidio y fue condenado por un delito mayor, a pesar de asegurar que ya no se encontraba en el lugar cuando el hombre murió.  Estuvo seis meses en la cárcel.

Es fácil olvidar esa gran mancha en el historial de Adams al leer la serie de obituarios en los que le hacen homenaje.

El primer obituario en el New York Times sobre su muerte olvidó mencionar que Adams, quién como se leía en la primera plana, “transformó el skateboarding en algo radical”, participó hace unas décadas en lo que parece un crimen de odio. Un artículo publicado el domingo hacía un seguimiento más profundo con el título “In Empty Pools, Sport’s Pioneer Found a Way to Make a Splash” le dedica una oración al incidente: “Fue encarcelado en 1982 por el grave delito de haberse involucrado en una golpiza que causó la muerte de un hombre homosexual durante un concierto en Hollywood”. La agencia de noticias Associated Press dio a conocer el incidente en el que el “colorido rebelde” inició una pelea y luego ayudo a golpear hasta matar a un homosexual con esta oración: “En la cumbre de su fama, a principios de los años 80, Adams fue a la cárcel por un delito grave, con lo que inició una serie de periodos tras las rejas por los siguientes 24 años”. La agencia no mencionó el hecho de que la víctima era homosexual o que el incidente resultó en su muerte. El periódico Los Angeles Times, que llamó “legendario” a Adams y también “uno de los Z-boys rebeldes del deporte”, dedicó una sola oración al incidente, en la que tampoco mencionan el hecho de que Bradbury era gay y lo resumen cuidadosamente: “Estuvo seis meses en la cárcel por haberse involucrado en una pelea en Hollywood que resultó en la muerte de un hombre”. [sic]

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BuzzFeed, el eterno modelo de integridad editorial, llamó “Lord” a Adams pero no se tomó la molestia de mencionar el incidente. El Washington Post, que prácticamente juntó todas las opiniones de los demás, citó a la agencia AP y dijo únicamente que Adams, cuyo “legado […] sigue vivo”, fue “encarcelado por un delito grave y pasó seis meses…”. Por otro lado, CNN lo llamó “una leyenda” y lo agregó a lo que parece ser una bizarra presentación de diapositivas que actualizan constantemente de personas fallecidas en 2014, sin embargo, no mencionaron el incidente. Gawker, una página web sobre chismes de celebridades, publicó de nuevo el enorme artículo de AP e incluyó unas cuantas oraciones extras, en las que lo llamaba “el legendario patinador de Dogtown” en el encabezado, junto con la cita textual de Stacy Peralta: “Él era como la semilla original que creó el skateboarding”.

Cuando le preguntaron sobre el incidente en una entrevista para la revista Wildland el mes pasado, Adams aseguró que la pelea no tuvo nada que ver con la orientación sexual de Bradbury: “El problema de aquella noche no tuvo nada que ver con el hecho de que personas con las que peleamos eran gay. Ocurrió durante los días punk rock en Hollywood, una época muy violenta”. […] No golpeábamos gays, sólo golpeábamos a cualquier persona que nos encontrábamos”.

Es difícil saber si es verdad o no. Hay muy poca información en Internet acerca de Bradbury o de la noche en que murió. Lo que sí sabemos es que en algún punto en la década pasada, Adams se volvió cristiano (al igual que muchos otros viejos cuando se dan cuenta que van a morir pronto). Además, al menos hasta el mes pasado, Adams no tenía una actitud muy progresista con respecto a los derechos de los gays. “Estoy 100% en contra de las relaciones y el matrimonio gay, sin embargo, respeto a los homosexuales y sólo les repito lo que dice la Biblia”, dijo para Wildland.

Yo he patinado por los últimos 17 años más o menos y aprecio lo que hizo Adams para impulsar la evolución del deporte. También entiendo la reacción instintiva de la comunidad skate de defender y adorar a uno de los nuestros. También estoy completamente preparado para la ola de odio que va a inundar mi Twitter después de que se publique este artículo. No obstante, estamos dañando a todos —en especial a los amigos y familiares de Dan Bradbury— cuando ocultamos las facetas más oscuras en la vida de Jay Adams con el fin de promover el estereotipo del “chico malo skate”. Si lo que queremos es reconocer el hecho de que Adams tenía un gran estilo y que fue una gran influencia para las futuras generaciones de los niños que patinan, está bien, hagámoslo. Sin embargo, cuando lo enaltecemos como la personificación del skate, que fue lo que hizo Christian Hosoi cuando le dijo al Times: “Jay representaba tanto a nuestra cultura como a nuestro estilo de vida”, o como sugirió Stacy Peralta cuando le dijo a XGames.com que Adams era la “forma más pura del patinador que haya visto”, estamos ligando nuestro deporte a la fama de un hombre que probablemente no era tan buena persona, aunque fuera un patinador extraordinario.

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